jueves, 21 de abril de 2011

¿VALIÓ LA PENA LA GUERRA CONTRA IRAK?





En la historia del mundo encontraremos un número considerable de guerras cuyo propósito en aquellos tiempos podría llamarse “noble”, se luchaba por libertad, por honor, por conquistar territorios.  Sin embargo, las guerras de los últimos tiempos se han llevado a cabo más estratégicamente y su objetivo varía entre dos de las grandes columnas de apoyo de un país: plataforma militar y economía.  En otras palabras, la guerra es un negocio, y muy lucrativo.
Como en todo negocio el balance general refleja pérdidas y ganancias, las ganancias son astronómicas sumas de dinero, sin embargo las pérdidas superan cualquier inversión porque las vidas humanas que se pierden son irreparables.

Según múltiples informes la guerra de Estados Unidos contra Irak empezó con la búsqueda de armas de destrucción masiva, sobre esto Sun Tzu nos dice “Todo el arte de la guerra está basado en el engaño”.  Y así todo el mundo fue engañado.  Las armas nunca aparecieron y los intereses viraron principalmente en torno al petróleo y de paso para suerte de muchos, en torno a otros lucrativos negocios.
Hasta el momento  la inversión americana se ve así:
-          Entre US $ 50,000 y US $ 140.000 millones – costo militar.
-          Entre US $ 75.000 y $ 500.000 millones – costo de ocupación y mantenimiento de tropas.
-          Entre US $ 30.000 y US $ 105.000 millones – costo de la reconstrucción de Irak.
-          75.000 Soldados.

Sin embargo la inversión no es solo dinero, también tiene un componente vital para su “éxito”: soldados.  Entre el 2003 y el 2011, las pérdidas en el balance general según el Departamento de Estado americano ascienden a 4.447 soldados americanos dados de baja y 1,000.000 de iraquíes aproximadamente según fuentes externas.  A la fecha 50.000 soldados americanos aun se encuentran en Irak. 

Las pérdidas representan más que personas que nunca más regresaran a casa con sus familias, también significan soldados que regresan a casa con graves lesiones físicas y psicológicas (30.000 aproximadamente).  El Instituto de Investigación Militar Walter Reed localizado en Frederik, Maryland en sus primeros estudios de las tropas que sirvieron en Irak reportan que 1 de 8 soldados padece de estrés post traumático, equivalente a un 30%.  El 62% ha recibido o requiere terapia psicológica y el 27% abusa del alcohol.
 Una vez regresan de un tour de combate que dura dos años, los soldados luchan por adaptarse a la vida regular, al parecer no es tan fácil como tener un fusil en la mano y combatir en la batalla.  Son personas agresivas, sensibles, explosivas y resentidas.  No encuentran empleo y los que encuentran lo hacen en ocupaciones de bajo rango.  Los problemas financieros abundan por esta causa, añadiendo más estrés y preocupación en sus mentes.  Al parecer un guerrero no puede encontrar paz en su hogar. A pesar de estas dificultades el 57% de los miembros del servicio activo militar americano ha cumplido con al menos un tour de combate y el 31% ha retornado por un segundo tour.

El 69% de las reservas petroleras mundiales se encuentran en el subsuelo del Medio Oriente (Irak 8,89 al 11%, Irán 9, 35%, Arabia Saudí 20, 26%), 10.000.000 millones de barriles diarios en producción, el precio de cada barril oscila entre $80 y $90 dólares.  A las increíbles cifras petroleras sumemos la reconstrucción de Irak que implica millonarias licitaciones (en su mayoría adjudicadas a empresas anglosajonas) en campos tales como servicios públicos, infraestructura de telecomunicaciones, banca, ingeniería, por citar algunas.

El valor aproximado de la inversión norteamericana en la guerra contra Irak es de
US $ 625,000 dólares. ¿Cuánto se ha invertido en la recuperación de sus soldados y sus familias? Te invito a hacer los cálculos. 

Por Karen Polo  - abril 21 de 2011

miércoles, 20 de abril de 2011

MI CRÓNICA PERIODÍSTICA

MIS RAÍCES.

Corría el año 1920. El hogar conformado por Blas y Elena, dos humildes campesinos de un pueblito Boyacense era alegrado por la llegada de su primogénito, a quien llamarían Salvador; Salvador como cualquier niño, pasó su niñez entretenida con labores agrícolas y ganaderas. Sus pequeñas espaldas desde temprana edad fueron marcadas por los bultos que a duras penas soportaban  los golpes propinados por su padre quien argumentaba que así lo habían educado a él y que era la forma de hacerlo hombre.

Sus juegos de niñez los constituían los carros que él mismo fabricaba con palos y latas viejas.

Después llegaron sus hermanos Reinaldo, Benjamín, Pedro y Adelina pero no había comida para alimentarlos; luego Salvador fue cedido a sus abuelos paternos. Un rincón oscuro fue asignado para el dormitorio, de su nieto, el cual estaba conformado por una cama en madera rústica (sin pulir). Su colchón lo constituían esteras de juncos, (plantas que crecían en humedales o vallados); se cubrían del frío con cobijas de lana, despojando a sus ovejas de esta.

Su vivienda era una casa pequeña con apenas 3 habitaciones hechas en barro y bahareque, techadas con paja, luces mortecinas entraban por pequeñas ventanas y en la noche se iluminaban con espermas de sebo.

Clementina y Luciano, los abuelos de Salvador consideraron prudente mandarlo a la escuela para que aprendiera a “firmar” lo que logró en menos de un año, ya que fue retirado antes de finalizar la temporada escolar del lugar educativo, porque debía llevar la yunta de bueyes, arar y preparar la tierra para el cultivo.

El mozuelo contaba con 12 años; Clementina y Luciano enfermaron y, al poco tiempo les llegó la muerte “natural”, como se decía en el momento. Fue el primer gran dolor de aquel muchacho, porque comprende que sus padres biológicos lo regalaron; un nudo en la garganta experimenta, la incertidumbre se apodera de él pero…. La vida sigue.

Salvador retorna a su casa paterna, (era casi un desconocido para sus hermanos), pero igual, continúa con la brega diaria, arrancándole a la tierra sus frutos para la subsistencia. A pesar de su corta edad del trabajo duro, Salvador poseía un cuerpo corpulento, fuerte y sobre todo, tenía muchas ganas de progresar a costa del sudor de su frente.

Los únicos momentos de descanso lo constituían la Semana Santa y la Navidad. La Semana Santa era de mucha religiosidad; se comía más de lo acostumbrado porque los vecinos se intercambiaban comidas. No se podía escuchar risas ni manifestar alegría, porque era pecado. La carne no se consumía con frecuencia porque era una familia muy pobre; se bebía chicha y guarapo en toda ocasión.

Se trabajaba mucho y se obtenía poca ganancia porque no había intercambio de productos sino con los vecinos, pues el ánimo comercial no se daba, la ciudad y el pueblo quedaban muy distantes, los medios de comunicación estaban formados por pollinos y algunas mulas que transitaban por caminos de herraduras, vías estrechas y polvorientas que las hacían más difíciles y tortuosas.

La soledad en medio de una familia casi desconocida iba incrementando en Salvador la ilusión que había despertado una dócil y hermosa campesina……Vitalia. Amores iniciados entre matorrales alimentados por cartas, cuyas líneas eran garabatos apenas entendibles. ¡Llegó la hora de una organización definitiva! Blasina y Elías, padres de la joven veían esta unión con buenos ojos, por lo que fue celebrada con gran pompa, chicha, asado y abrazos de compadres; Blas, el papá de Salvador les cedió un pedazo de tierra, donde construyeron su hogar; era una casita de adobe, con pisos en tierra, algo oscura, donde se reflejaba la pobreza y mucho amor.

Igualmente, dicha vivienda no contaba con un cuarto de baño, tanto para ducharse, como para excretar los desechos humanos, entonces, esas funciones se ejecutaban detrás de unos matorrales aledaños al lugar.

Salvador, cansado de arañar la tierra, recibir poca recompensa y tener muchas responsabilidades, como la llegada de sus retoños: Olga, Elena, Emma y Edith, decide aventurar en otras labores: destapar vallados, construir casas, ser arriero y bueno…., la violencia entre liberales y conservadores da sus coletazos en el sitio.

¡Hay que estar preparados porque Salvador es liberal! Y los conservadores lo persiguen para matarlo así que…. _Estas noches_ dice el primo Rafael  _debemos llevar a los “chinos” a dormir en el monte para que no nos maten_. Así se hizo durante varios días. El frío de la noche calaba los huesos, los zancudos tenían su festín. Olga tenía pocas defensas, tosía mucho, había que taparle la boca para que esta no los fuera a delatar.

La gente dice que “llegó a Boyacá una empresa que necesita hombres para trabajar”. Inicia una gran batalla para abrirse campo entre la maraña laboral del momento.

Salvador y algunos de sus hermanos acuden al llamado. Son empleados en labores peligrosas, agotadoras e inhumanas por su poca protección pero… hay un “salario” el cual brindará una mejor calidad de vida a sus familias. Además, Salvador es un hombre robusto, recio y con buena salud.

Las tres primeras hijas de Salvador estudiaban en un colegio que se hallaba muy apartado del campo, entonces él desde muy pequeñas les inculcó el valor del “trabajo arduo” y del esfuerzo Pero, como la casa estaba localizada en una loma muy pendiente, ellas se vieron obligadas a desplazarse de su hogar al colegio y viceversa caminando, ya que el transporte de tracción mecánica hasta allá era imposible.

Transcurren 30 años de la vida de Salvador en la empresa “Acerías paz del Río”, combinados con labores ganaderas y agrícolas domésticas, con alegrías y esperanzas, logra educar a sus hijas, a pesar de ser un padre muy estricto y poco afectuoso con ellas; su responsabilidad sobresalió. Se presentan sinsabores, trabajo duro, gotas de sudor, hay que caminar mucho, la grasa se pega en su cuerpo y en sus ropas, pero bueno…. Llega al fin ¡su pensión de jubilación!

Hoy Salvador, mi abuelo, con sus 91 años sobre su cansado cuerpo aún recorre su terruño, mira con tristeza su derruida casa; Saluda con su mano callosa y su frente arrugada a muy pocos amigos como Aurora, Ramón y Rafael, quienes son de su época. Por su avanzada edad, ha sido necesario trasladarlo a una nueva casa de la ciudad. Aquí sus amorosas hijas, sus agradecidos nietos le brindan a él y a Vitalia el cariño y la ayuda que les deben. Su cuerpo no es el de antaño, pues se ayuda con un bastón, muy lentamente se desplaza, además, su visión está casi nula, pero repite con frecuencia los acontecimientos de hace 40 años, lo escuchamos con atención, en cada relato hay una enseñanza para nuestras vidas, inculcándonos a todos el valor de la honradez, del trabajo, la responsabilidad, el compromiso y el esfuerzo para alcanzar un mejor mañana.

Yo…… miro a mi abuelo Salvador: ¡cómo sigue dando la pelea para alcanzar la batalla contra un cáncer terminal que cada día va minando su vida!, a pesar de su diminuto cuerpo, dibujado en las sábanas, las enseñanzas son gigantes alcanzadas durante su longeva vivencia.

No se queja a pesar de que experimenta fuertes dolores. Quizás guarda la esperanza de que exista en el más allá un lugar donde pueda descansar en paz, satisfecho por haber cumplido con la tarea encomendada en esta tierra.

Paso mi mano por su cansada frente y pienso: _! Qué grande es Salvador! _

ADRIANA PATIÑO GUTIÉRREZ
CÓDIGO: 24167678

LINA MARCELA ATEHORTUA

DESCENDIENTES DE LOS ZENUES “La maldición cobro vida, el caiman”



América fue poblada hace miles de años por gentes que venían del Asía. Con el tiempo se formaron muchos grupos diferentes. Cada grupo hablaba su idioma y disponía de su territorio. En las llanuras del caribe y en los Valles de los ríos San Jorge y Sinú se instalación los Zenúes. La comunidad Indígena Zenu está reunida en los Municipios de Sampues, Sincelejo y Palmito en el departamento de Sucre: ciénaga de oro, sahagun, chinu, momil, purísima, chima y principalmente en San Andrés de Sotavento en el departamento de Córdoba, a 110 metros sobre el nivel del mar, distante 110 kilómetros de  Montería, el centro urbano con el cual conviven en la hoya del rio Sinu.
Lo aseguran los abuelos de abarcas tres puntá y sombrero vueltiao. El caimán habita Bajo la iglesia de San Andrés de Sotavento ondeando su cola en un río subterráneo, como en un sacro contubernio sincrético, estaba enterrado el caimán de oro, tótem tutelar de los zenú. El caimán supo cubrir con su cuerpo todo el resguardo indígena zenú de San Andrés de Sotavento, ubicado entre Sucre y Córdoba; su cola se extiende hasta la ciénaga de Betancí, la extremidad izquierda se prolonga hasta Palmito, la derecha alcanza a Sampués, la pata trasera toca Ciénaga de oro y la otra pata acaricia Chimá y Momíl.  Señalan que el dia el día que desenterraran el caimán de su sueño ancestral los zenú se condenarían a convertirse en seres acuáticos, el pueblo se inundaría.
Los guaqueros de siempre, sin que los zenú lo notaran como que sacaron el caimán porque la maldición cobró vida. Los ecos del pasado atacan el presente, para ellos se nutren con la energía que este lagarto les legó: la comida ancestral de los zenú es la babilla. “El caimán nos protege, resguarda a todos los zenú” dice el Casique Nilson Zurita.
El torrente de la hegemonía occidental desgastó la sangre con sus descoloridas aguas, desdibujó la lengua: el guajivo, desmembró el pasado saqueando los restos, las huellas del ayer se perdieron en el alienante comercio de piezas arqueológicas. 

Para Nilson Zurita, quien es Cacique del Resguardo Indigena del cabildo de San Andres de Sotavento, la lectura de la leyenda no podría ser más desesperanzadora: “Eso significa que por la influencia occidental perdemos la tradición cultural, si esto pasa nosotros pasamos de ser indígenas puros a ser occidentales, cambiamos de territorio y de identidad, esto es pasar de seres terrestres a seres acuáticos, es retroceder”. La leyenda auguraba la situación actual de la mayoría de zenúes que han tenido que abandonar su territorio impulsados por circunstancias forzosas como la colonización española, las encomiendas del siglo XVI, la violenta y silenciosa explotación de los terratenientes, el posterior desplazamiento que generó el proyecto de Urrá, y por último la violencia política y los actores armados que desencadenaron los flujos migratorios. Una suerte de coyunturas adversas que conspiraron contra la tranquilidad del caimán de oro.
El caimán los sigue convocando desde la atávica tradición, desde los ecos del pasado que alimentan su presente. Para ellos se nutren con la energía que este lagarto les legó: la comida ancestral de los zenú es la babilla. “El caimán nos protege, resguarda a todos los zenú” dice el capitán Baquero. Ya desde la antigüedad los zenú representaban al caimán en figuras zoomorfizadas, siempre han usado aceite de caimán para curar el asma y otras enfermedades respiratorias, en sus viviendas tradicionales las vigas reciben el nombre de “caimanes ” pues resguardan y fortalecen la casa, usan además seis postes cada uno con nombre propio. Aunque muchos censuren su inclinación a consumir babilla, ellos saben que además de saciar su apetito, este plato típico nutre su esencia indígena con la fortaleza totémica y la magia simpática (pues heredan sus cualidades) de su ente protector. 
El símbolo universal de la cultura zenú es el sombreo vueltiao, aunque su elaboración se ha extendido a territorios vecinos como San Jacinto (Bolívar) sus mejores diseños proceden del epicentro de la cultura zenú: Tuchín. Uriel Baquero sostiene al respecto: “ya que perdimos la lengua, el sombrero vueltiao es nuestra identidad, significa la relación del hombre zenú con la naturaleza, mediante sus figuras expresa nuestra religiosidad”.  El sombrero tuchinero, el espiral de palma flecha que hoy no solo es referente de los zenú sino de las sabanas de Sucre, Córdoba y Bolívar en el Caribe colombiano, y del Caribe ante el país. Son, junto a las abarcas tres puntá, símbolos señeros de pervivencia zenú, marcas culturales de un pasado que se resiste y componente sustancial de la economía domestica en esta etnia. 
Siguen alimentando una tradición peregrina como su errancia. Mientras aportan su silenciosa laboriosidad, estos hermanos del sueño diverso construyen con su tono indígena un Maicao multicultural. Los sueños de su capitán alientan una gestión común y un anhelo de territorialidad “Si seguimos dispersos, viviendo separados, llega el momento en que perdemos contacto, luchamos por que el gobierno nos ayude a todos nosotros, nuestro pequeño pueblo”. Lejanos del rumor ribereño, en la calcinante frontera, tan solo con el rumor sanguíneo del caimán que convoca desde muy adentro, los zenú buscan la semilla ancestral para encontrar la mismidad indígena en un territorio de otredades.

martes, 19 de abril de 2011

EL MALTRATO INFANTIL

Realizar este reportaje fue una muy buena experiencia fue sentir una serie de sensaciones, primero para llegar al sitio al cual  íbamos a realizar la investigación para que me permitieran el ingreso y me dejaran entrevistarlas, luego de que accedieran me hicieron la advertencia de que estos casos confidencialidad y no podíamos dar nombres ni casos específicos, me permitieron estar presente en una de las tantas consultas que ellos realizan con la previa autorización de los padres, también los acompañe a una actividad recreativa con los alumnos del grado sexto donde compartimos una charla sobre el respecto fue muy interesante la forma en que los niños compartían sus pensamientos sobre lo que ellos creían que era el respecto, también compartimos con los niños unos sandwis, se realizo un ejercicio donde la temática era que el que le faltara al respecto a sus compañeros pagaría una multa y esta multa era para reunir fondos para hacerle un refrigerio a todos de lo cual aprendieron que sale caro no ser respetuoso.
  Lo más duro de esta experiencia es darnos cuenta del alto porcentaje de niños maltratados y darnos cuenta que posible mente una de las principales causas podrían ser la falta de educación de sus padres.
Una de las dificultades que encontré fue que me desplace desde la ciudad de Medellín hasta el Municipio de San Francisco y no encontrar la comisaria de familia lo cual dificulto un poco realizar esta reportaje.  

domingo, 17 de abril de 2011

ENTREVISTA RATIFICACION DE ACUERDOS DE CONSERVACION BELEN BOYACA, EL ENCINO SANTANDER POR JOHANA ROCIO MORALES CHACÓN


Hace 2 años y medio que estoy trabajando como periodista, para mi ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida, es una forma de compartir con una comunidad que esta sedienta de cambio social, y desde luego llena de ilusiones porque el mañana sea aun mejor. Cada dia me he ido involucrando con mi comunidad Belemita, al punto que mi mayor deseo es poder ayudar a realizar proyectos que favorezcan a los mas necesitados. No olviden compañeros comunicadores que para ser un buen profesional en nuestra carrera primero debemos involucrarnos con todo un pueblo que nos necesita y desde luego tener sensibilidad para realizar trabajo comunitario.

María Yarlevi Narvaez